Marruecos con Sáhara Motor. Día 3

Terminó el descanso del guerrero. Hoy sería una buena etapa… 350 kms aproximadamente, desde Midelt hasta Merzouga. Si no nos despitábamos y no surgía ningún incidente, llegariamos con luz a ver a nuestro amigo Alí el Cojo.

Hoy zarpamos con la baja de Luis, que prefirió reservarse para el día de las dunas (pese a su rotura de tobillo). Una bonita etapa de pistas rápidas que nos iban a dirigir de lleno al corazón del Erg Chebbi.

Los mousses de Pedro no aguantaron. Con su espíritu habitual quería seguir rodando con las cubiertas vacías, pero no tenía mucho sentido; iba a ser pan para hoy y hambre para mañana. Y, además, no iba a disfrutar de una etapa única. Esperamos a Guille y en un visto y no visto había cambiado los mousses por cámaras reforzadas, para que no dieran problemas.

Fue una buena idea, porque tras 50 kms recorrimos una rambla de… ¡40 kms! No era peligrosa, pero las muñecas y los antebrazos quedaron para el arrastre.

80 kms de pistas cañeras nos llevaron al waypoint de la comida… La verdad es que ya necesitábamos un descanso y recuperar fuerzas. Allí estaba el Wrangler con todo preparado, así que sin perder mucho tiempo llenamos el buche y el camelbag, y continuamos ruta.

Según caminábamos hacia el Sur el paisaje iba cambiando. Sergio ya se encontraba a gusto leyendo el Tripy II que Sáhara Motor le había montado en el manillar, así que le dejé que liderara el grupo. Con compañeros de ruta como los de este viaje da gusto rodar. El siguiente punto de descanso sería el acantilado de la pista del Dakar; de la conocida pista Citroen.

… Allí donde la palabra África nos recuerda dónde estamos…

Queríamos llegar con luz, así que no podíamos perder tiempo. De nuevo abrimos gas rumbo Merzouga y siguió tirando delante Sergio con mucho acierto en la navegación. Sin problemas con las «trampas» marroquíes típicas de este tipo de terreno -oueds, surcos, bancos de arena-, atravesamos el control militar sin problema y unas decenas de kilómetros más adelante ya entrábamos de lleno en el terreno esperado. El único problema lo planté mi GPS que, pese a estar cogido de la batería, seguía apagándose. En fin, nada nuevo, ni que no pudiera arreglarse con la navegación a roadbook al más puro estilo tradicional. Nuestro último punto de reagrupamiento y descanso sería el oasis previo a Merzouga.

Las sombras comenzaban a hacerse alargadas… el sol caía y no era momento de perder tiempo. El ansia de llegar al erg nos permitió sacar fuerzas de flaqueza y comenzamos el último tirón hasta el hotel. Ya dí por hecho que el GPS no iba a funcionar, asi que ni siquiera lo encendí. Sólo quedaba navegar por pistas ya conocidas y tener cuidado de no descuidarse; el final de la etapa estaba cerca y éste estaba siendo un viaje duro. Las largas etapas nos estaban poniendo a prueba  a los moteros… pero no podrían con nosotros.

Con la tregua de los últimos minutos del día y sin mayores incidentes, repostamos en la gasolinera de Alí y brindamos por el día, por el grupo y por el paisaje.