La ruta de febrero que diseñamos para los socios de AEMOTUR transcurrió por la falda de Gredos y tierras toledanas, siendo su punto más significativo Guadalupe.

Se trata de una ruta de unos 450 kms aproximadamente -100% onroad- que discurre por carreteras secundarias de preciosos paisajes, y que necesitará todo el día para llevarse a cabo con tranquilidad.

Aquí podéis encontrar el track, como aventura de Garmin: enlace

POIs

A continuación voy a relacionar los puntos turísticos más relevantes, aunque el paisaje de toda la ruta es espectacular.

Castillo de La Adrada: Situado en La Adrada (Avila) y accesible por la carretera que recorre la falda de Gredos en su vertiente Sur, data del siglo XIV. Amurallado, en su interior disponía de una iglesia gótica. Ofrece una vista espectacular sobre los campos de olivares del Sur y la Sierra de Gredos al Norte (nevados, en nuestro caso).

Puente romano sobre la Garganta de Alardos, en Madrigal de la Vera; también llamado «punte viejo». Es parte de la calzada romana que une Plasencia con el Puerto del Pico y Ávila. De gran tamaño y sobre las aguas de la Garganta de Alardos, se le atribuye un origen militar; para hacer bajar a los Vetones que se encontraban en la parte alta de la Sierra y así controlar este territorio.

Embalse de Rosarito, pasado Madrigal de la Vera. Se accede a su presa por una pequeña carretera sin salida, en la que podemos encontrar panorámicas tranquilas hacia su gran extensión de agua.

Templo de los Mármoles, en el Embalse de Valdecabañas. Originariamente se encontraba en la villa Augustibóbrica, del siglo I dc, y con categoría de «municipum» (la segunda más importante). Posteriormente su denominación cambiaría a «Talavera la Vieja» o Talaverilla, que sería sepultada por el agua al hacer el embalse. Y, en su consecuencia, se cambió su ubicación a la actual; junto con las tres columnas de «la Cilla». 

Montes de Toledo

Los montes de Toledo son una cordillera de la Península Ibérica, formada por varias sierras, que separan la cuenca del Tajo de la del Guadiana. Tienen una longitud máxima de 350 kms y una anchura de 100 kms, en las proximidades de Sonseca y Puertollano; aunque la anchura media es de 50 kms. Culminan en la Sierra de Guadalupe, donde el Pico Villuercas (Cáceres) alcanza una altura de 1.603 m.

Sus carreteras son pequeñas, divertidas y poco transitadas. Y consituyen un refugio para la fauna y la flora con una tipicidad característica. En la época de la berrea no puede dejar de visitarse.

Guadalupe:

Guadalupe es un pueblo precioso que se encuadra en la comarca de Villuercas-Ibores-Jara. Según la tradición, un pastor encontró una talla de la virgen María en el río Guadalupe a finales del siglo XVIII. Cerca de este lugar se construyó un ermita, de la cual surgió el asentamiento actual; auténtico centro de peregrinación en la Península Ibérica.

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe es considerado como uno de los mayores símbolos de Extremadura, y la Virgen de Guadalupe es su patrona.

Puente del Arzobispo:

Población fundada por el arzobispo de Toledo en la segunda mitad del siglo XIV. Entre este pueblo y el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe se encuentra el Tajo; por ello se ordenó construir un gran puente y evitar la navegación con endebles barcas que en muchas ocasiones terminaban en forma de accidente. Se le dió forma de enorme puente gótico de once arcos de piedra.

El pueblo nació por la voluntad del arzobispo de que una villa vigilara la construcción del puente. Y hoy es famosa por la cerámica, además de por sus construcciones.

El Parador de Oropesa:

Oropesa, ciudad famosa por su barrio histórico rectangular y de carácter medieval, aloja el parador; que data del siglo XV, y que se construyó porque la familia Alvarez de Toledo quiso construir un palacio más confortable que el castillo que posían.

Actualmente es un hotel de 4 estrellas.

El 13 de diciembre tuvo lugar una ruta especial para AEMOTUR. Se trató de un evento especial por ser el último del año y se quiso celebrar cerrando una colaboración con el Concesionario Oficial Royal Enfield Madrid, en virtud del cual éste cedió dos motos (una Classic y una Bullet) para que los asociados que quisieran pudieran disfrutar de una experiencia diferente a lomos de una monocilíndrica de 500 cc. de corte clásico.

Los participantes llegaron puntuales, como es habitual en las rutas organizadas por AEMOTUR. Así que a las 09.00h, y con pocos grados sobre cero, los mototuristas salieron a la carretera con destino a las Hoces del Duratón. La poca autovía que les separaba de Colmenar Viejo sirvió de “calentamiento”. El frío propio de la estación invernal acecharía al dejar atrás Miraflores de la Sierra.

Se atravesaron los dos puertos de montaña que, con más de 1.500 metros de altura, separan la Comunidad de Madrid de la de Segovia: el de Canencia y el de Navafría. Su vertiente norte, sombría, aguardó alguna que otra trampa en forma de piso resbaladizo; porque la carretera es estrecha y retorcida. Pero nada que no se pudiera solventar con la conducción tranquila de los “aemoturers”. Para sorpresa de algunos, las Royal se portaron muy bien; tanto, que apenas había diferencia de ritmo entre ellas y las más grandes motos ruteras. Y ese que en carreteras tan reviradas y con tanto frío, la ligereza de esas motos fue un valor añadido.

Ya en tierras segovianas, la visita a la Ermita de la Virgen de las Vegas (cerca de Pedraza) fue el lugar elegido para descansar un poco, charlar de las anécdotas del camino y hacer las primeras fotos. Se trata de una joya del románico segoviano perfectamente restaurada, en la que destaca el pórtico -entre otras cosas- con su arco de entrada ajedrezado y los capiteles de sus columnas.

Como todo fue sobre la hora prevista, se llegó a Pedraza a tiempo de tomar el aperitivo contratado: choricito al vino rosado, queso de oveja de la zona y unos riquísimos torreznos caseros. No había mejor forma de entrar en calor que disfrutar de todo ello en la terracita del Bar La Olma. Desde AEMOTUR se gestionó el permiso municipal para poder aparcar las motos dentro de la plaza.

Con la incorporación de dos moteros más, se continuó hasta La Posada del Duratón; en el borde del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Allí su dueño, José Tovar, obsequió con un riquísimo menú segoviano propio de esta ruta navideña; y la dirección de AEMOTUR aprovechó para entregar los carnets de socios a los presentes y algún otro regalo. Como el comedor estaba reservado en exclusiva para la Asociación de Mototurismo, se pudo disfrutar de todo ello en familia e intimidad.

Por el camino, se conoció el valle del río San Juan con sus paredes rocosas, el castillo de Castilnovo, Perorrubio, Sepúlveda y la carretera que bordea las Hoces del río Duratón y ofrece su mejor vista. Los buitres leonados sobrevolaban el cielo azul y algunos buscaron la mejor instantánea.

Después de comer, con las fuerzas recargadas y ganas de montar de nuevo, se siguió por carreteras secundarias hasta Villalba. Las más pequeñas repostaron en Turégano, y desde ahí las curvas del río Pirón llevaron hasta Torrecaballeros. La Granja y la subida del Puerto de Navacerrada, que envolvió con la niebla propia de las fechas invernales en las que estamos, significaron en el último tramo de la ruta.

Los abrazos, risas y comentarios en la despedida fueron la mejor muestra de que AEMOTUR desarrolló de nuevo con éxito su actividad que tuvo como objetivo disfrutar del mototurismo y la amistad de sus socios.

Con cuatro actividades a la espalda en cuatro meses y más de 40 socios, esta asociación está ya en pleno rendimiento. El 2016 se plantea también lleno de actividad: se tendrá presencia en una de las invernales conocidas, en febrero se recorrerá Teruel en una ruta de fin de semana, y se está trabajando en varias rutas de una jornada, de fin de semana y una de semana completa (para los más viajeros). Todo ello con la expectativa de que no quede ningún mes sin actividad mototurística.