«Africana», casi terminada

Bueno, unos meses más tarde y ya tengo a Africana casi terminada; a falta de fortalecer las botellas delanteras y el amortiguador trasero. Posiblemente, aunque lleva un protector de cárter de serie, le pondré uno más robusto. Los soportes de la navegación ya están instalados; siempre dos (por si acaso, y porque navegando me gusta llevar el mapa en uno y el gps en modo navegación en el otro). El depósito admite 30 litros, por lo que haré -si no aprieto- 400 kms; suficiente. Las maletas son las Krauser originales (que van la leche de bien) y maleta arriba no quiero poner porque rebotará en los baches y acabará rompiendo la parrilla. No es lo mismo un uso trail a mi estilo, con pistas, caminos y zanjas, que un trail de estilo carretera-gran turismo (que no digo que no sea bonito también). En las ruedas he puesto un líquido americano tipo gel (de cuyo nombre quiero acordarme, pero no lo consigo) que evita el deshinflado si pincho; mejor que los muses para esta moto. En carretera serían inviables. 

Las cubiertas han sido otro apartado de mucho pensar. Finalmente he optado por las clásicas Continental TCK 80 de Continental. Siempre han ido bien… ¿para qué inventar otra cosa? Los Enduro Sáhara 3 de Metzeler son demasiado blandos; los Karoo 3 demasiado «modernos» para unas llantas tan estrechas; los MT63 de Michelín, demasiado de enduro… Así que me quedé con los de siempre. Y con ganas de probar los Heidenau K60 Scout. Quizá para la siguiente.

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Marruecos con Sáhara Motor. Día 7

Tras el día de ayer, los moteros ya habíamos alcanzado la gloria. No obstante, quedaba un poquito más hasta llegar al puerto; aunque ya no habría que madrugar. Hay quien prefirió hacer los últimos 150 kms por carretera, pero nosotros quisimos recorrerlos por pista. Esta zona norte yo no la conozco. Y, desde luego, valió la pena.

En primer lugar, tuve ocasión de probar la navegación con el Tripy II… que es facilísima. Es una mezcla entre GPS y Roadbook, todo en formato digital.

Por otra parte, tuve ocasión de recorrer un Marruecos verde, de pistas reviradas y de riachuelos rebosantes de agua; que hasta ahora desconocía.

La ruta de hoy ha sido el perfecto y relajado final para una aventura increíble por Marruecos de la mano de Sáhara Motor.

Ya sólo queda embarcar los vehículos y compartir las últimas horas en el ferry de camino a casa, con los deberes cumplidos y la satisfacción de haber realizado una nueva ruta inédita que ha sido un éxito para los socios de Sáhara Motor.

Marruecos con Sáhara Motor. Día 6

Se acabó la tregua; se acabó el descanso. Los viajes con Sáhara Motor son duros… son para montar en moto sin concesiones. Para llegar donde otros no llegan; para disfrutar al 100%. Después de 5 días de moto que han exigido mucho de nosotros como moteros, Guille nos sorprendió con un rutómetro de 505 kilómetros. De nuevo tendríamos que levantarnos a las 05.30 -hora española- para salir a las 06.30h junto con el sol.  Pero esta vez, tanto nuestras motos como nosotros, llevamos un importante desgaste encima.

¡Qué coño! A la hora prevista estábamos tomando la salida sin protestar, con nuestro camelbag lleno y nuestras dos barritas energéticas. Así somo los moteros.

Aceptamos que no perderemos tiempo ni para fotografías, ni para descansos no necesarios. Estamos cansados y algo doloridos, pero 500 kms de pista son muchos y no queremos hacerlos de noche. Largas y rápidas pistas con el horizonte como línea de fondo son nuestro horizonte durante horas. Es el terreno perfecto para mi moto: es el extenso Reckam.

A nuestro alrededor se suceden los problemas: los utv pinchan, las atv se rompen, unos y otros grupos van teniendo problemas que el coche de asistencia va resolviendo cada vez. Guillermo no para, y encima los surtidores se quedan sin gasolina. Lo que nos obliga a pasar combustible de los depósitos grandes a los pequeños y rellenar los nuestros desde los jerrycans que lleva el Toyota de Sáhara Motor.

Después de comer, alrededor de nuestro habitual picnic, continuamos ruta. Nuestras máquinas van bien y nosotros estamos en forma… pero esta vez le toca a la mía. Tras pasar un oued seco, se me sale la cadena y del latigazo se rompe el cárter. Paro inmediatamente… la moto ya está perdiendo aceite. No pasa nada, Guille se ocupa de ella y en menos de 15 minutos me la deja lista para seguir rodando hacia la meta.

En marcha. ¡¡GAAAASSSSS!! Seguimos y llegamos a Oujda justo al caer el sol. Misión cumplida. Pero antes, un problema más. El cable del embrague dice «basta», así que tengo que terminar los últimos 10 kms y atravesar la ciudad sin él. Teniendo en cuenta el cansancio, lo arreglaríamos la mañana siguiente.

¡¡Una etapa magnífica, unos compañeros de órdago y una organización de la leche!!